Las Gilbert
Hace poco caí en la cuenta de algo que ahora me parece evidente: Melissa Gilbert y Sarah Gilbert son hermanas. Vamos, de los Gilbert de toda la vida. Este dato no hubiese tenido más relevancia en mi vida, si no fuese por que a una la detesto con todas mis ganas y la otra marcó mi infancia y se convirtió en uno de mis amigos de la tele de antaño.
Melissa Gilbert representa la caspa más rancia de la televisión de sobremesa. Vale, era Laura Ingalls en «La casa de la pradera» y marcó las infancias de muchos de vosotros deslizándose por las laderas de los verdes prados de la mano de Michael Landon; pero, ¿y todos los años posteriores que sólo ha hecho que regalarnos películas sarnosas que emite Antena 3?
A esta mujer la tendrían que detener por alterar nuestras pacíficas siestas de fin de semana con tramas siniestras del estilo: no paro de tener pesadillas recurrentes porque resulta que mi vecino el carnicero me hacía tocamientos de pequeña y ahora debo acudir a una psicóloga expeditiva para sacar a la luz la verdad y volver a abrirme a los hombres, que he descubierto que tanto necesito. A la cárcel, hombre. Y en vez de eso, van y la hacen presidenta del Screen Actors Guild.
Y después tenemos a la mítica Sarah Gilbert, que descubrió que quería ser actriz cuando vio a su hermana destapar su estrella en el paseo de la fama de Hollywood. Bueno, al menos no se ha inspirado en ella para hacer sus elecciones laborales y se puede decir que, en general, todas las elecciones de Sarah han seguido siempre una tendencia más indie y digerible. Desde que interpretó a mi adorada Darlenne en «Roseanne«, se hizo un hueco entre mi grupo de preferidos y desde entonces he ido disfrutando de sus escasas apariciones con cuentagotas, desde «High Fidelity» a «Urgencias» o a «The Class«.
Este año, Sarah está esperando al segundo hijo que va a tener con su pareja sentimental, la productora Allison Adler («Padre de familia«, «El secreto de Veronica«), que dio a luz al primero.
Pero lo que me chocó más, de todo lo que descubrí, es que la infame de Melissa se caso con Bruce Boxleitner. Sí, el espantapájaros (y la Sra. King), todo un mito de nuestras infancias. Y lo peor es que les presentó la que ahora es la ex-mujer de él. Ai Melissa, Melissa, que eso de hurgar en los bolsos de las demás está muy feo.