La bolsa de la ropa sucia
Como veo que sois de los míos y las promos os causan furor uterino (o escrotal, en su defecto), hoy os traigo la promo física que lanzó Buenavista para promocionar su gran bombazo del 2004. «Mujeres Desesperadas» prometía traer a nuestras casas algo que nos encanta: los trapos sucios de nuestros vecinos. Aunque reconozco que a mí me molaría muchísimo más cotillear con los problemas de Bree y los Solís que saber si mi vecina va a plantar azaleas o si el hijo de la vieja de arriba va con putas.
Por más de 400 tiendas de New York y Los Angeles, empezaron a aparecer colgadas estas bolsas de plástico para hacer la limpieza en seco en la lavandería, con la cara de las cuatro protagonistas de la serie y con un slogan muy apropiado para el soporte en el que viene: «Todo el mundo tiene algún trapo sucio«. En total, se rapartieron más de un millón de bolsas en puntos estratégicos que intentaban alcanzar el target potencial de la serie, junto a una fuerte campaña visual en 485 gimnasios de New York y Los Angeles, donde colocaron paneles enormes con las caras de las seis vecinas principales: las cuatro sospechosas habituales, más Eddie y la narradora suicida Mary Alice.
Lo último en el mundo de «Mujeres Desesperadas» es explotar su plan de licensing y merchandising, que es de donde podrían sacar más dinero actualmente, ahora que la serie ya se vende por si sola. El problema es que yo aún no tengo muy claro si el camino de ese plan es el correcto. Después de sacar el juego para PC y PlayStation, un simulador tipo Sims que, a mí se me antoja soporífero, este año se van a lanzar las muñecas de coleccionista, de las 5 protagonistoides, al módico precio de $129.99, cada una. Sólo existirán 350 copias de cada modelo y seguro que, de aquí a unos años, estarán super buscadas. Aunque yo, desde aquí os animo a coger una Barbie vieja, teñirla de pelirroja y ponerle una tarta en la mano para convertitrla en Bree. Os saldrá mucho más barata y seguro que os la compran por eBay. A lo mejor Madame Alexander os quiere denunciar pero, no nos engañemos, no se parecen en un huevo a una castaña.