You DRIVE me crazy
Niños, hoy vamos a aprender una de las operaciones básicas de la televisión actual:
Creo que uno de los secretos imprescindibles para que una serie funcione es que no la cancelen cuando aún no han acabado de salir las letras de crédito. Pues la Fox, en un alarde más de su capacidad cagadora, ha cancelado «Drive» después de tres semanas en antena. Y, ¿qué es lo peor de todo? Que yo me he enganchado terriblemente. Y, peor aún, me han dejado en un pedazo de cliffhanger que no se si dejarme las venas largas o ir a ligarme a Tim Minear a ver si me cuenta algo.
«Drive» es está bien rodada, es original en su planteamiento de una situación tan manida como las carreras, nos convence para decantarnos una vez más por las conspiranoias y te hace subir la adrenalina como pocas series coniguen. Nathan Fillion nos ofrece una interpretación en la línea del capitán Malcolm Reynolds, pero oye, aunque no tenga grandes registros, eso siempre es reconfortante. Eso sí, aunque lleve puesto siempre ese rictus de mandíbula prominente, tenemos que reconocer que Fillion tiene un carisma impresionante que pone de manifiesto el poco carisma del que disponen el resto de los actores, con la excepción quizá de Kevin Alejandro o Dylan Baker.
Querido Tim, sé que debéis tener muchos papeles firmados de por medio pero, envía a tus abogados a intentar zafarte de Fox, porque, está claro que estos ilusos no entienden tu arte («Firefly«, «Waterfalls«, «Standoff«). Y oye, plantéate también que quizá Nathan, desde la estimación te lo digo, es un gafe del copón y medio. Porque, no sé si lo sabíais pero en el primer piloto que se rodó, Alex Tully no era Nathan Fillion, si no que el personaje era interpretado por Ivan Sergei. Bueno, de hecho cambiaron a casi todos los actores. No fue muy buena señal, la verdad.
Pero, narices, quiero quejarme. Quiero quejarme mucho. Es una buena serie. Una de esas series a las que sólo le pides constancia y emoción. No dista mucho de lo que podemos sentir por otros productos de Fox como «Prison Break» o «24«. De hecho no tiene nada que envidiarles, la verdad. Aunque claro, pensándolo bien, yo nunca vendería mi serie a una cadena como Fox. Una cadena que es especialista en realities, que debe el grueso de su audiencia a programas como «American Idol» o «Big Brother«. Grandes incongruencias de una cadena a la que tenemos que agradecer grandezas como «Los Simpson» o «Padre de familia«, pero a la que nunca perdonaré por cosas como estas. ¿Pero no véis, locos de la vida, que el pobre Tim no va a poder superar otra debacle como esta?
Mi pena más grande ahora mismo es no podérosla recomendar encarecidamente. Porque, ¿qué sentido tiene ver tan sólo 4 capítulos de una serie? Sí, vale, en verano van a emitir dos más pero, ¿y qué? Mis ilusiones ya están pisoteadas por 30 folklóricas pantojistas. Si sois de los que, como yo, amáis la tele por encima de todas las cosas, echadle un vistazo cuando tengáis un momento. Seréis uno de esos pocos afortunados que se comen colas de tres horas para ver un cuadro recuperado de Van Gogh por el simple placer de la experiencia estética intangible.
Os dejo un video con los primeros minutos de la serie para los que no van a perder su tiempo en bajársela. Al menos, podréis decir que vistéis unos minutos de «Drive«, un tanto por ciento bastante elevado de los minutos que se mantuvo en antena.