Sí, me gusta Men in Trees, ¿y qué?
No empecemos mal, Men in Trees no es Doctor en Alaska ni es, por supuesto, Sexo en Nueva York. Sí, la protagonista huye de la ciudad para refugiarse en un pintoresco pueblo de Alaska, y sí, gira en torno a las relaciones de pareja, pero hasta aquí llegan las similitudes. En realidad, Men in Trees no nos explica nada nuevo, al menos nada que no hayamos visto después de años y años de comedias románticas (por lo menos yo, que las veo todas… sí, ¿y qué?). Y sin embargo tampoco es una pérdida de tiempo.
Marin Frist (Anne Heche), exitosa y mediática consultora de pareja, con una vida perfecta en la Gran Manzana, descubre, de camino a Alaska para dar una sus conferencias, que su prometido se la pega. Con todos los esquemas sobre su propia vida, el amor y la pareja vueltos del revés, Marin se queda en Alaska para escribir un nuevo libro sobre algo que abunda en su nueva casa: hombres.
Como ya nos tienen acostumbrados las series localizadas en pueblos pequeños, Marin se topa con un grupo de personajes tan peculiares como encantadores que la acompañarán en su propio viaje de superación personal, sin olvidarnos del rústico guapo y misterioso que nada más verle sabes por dónde irá el asunto. ¿Es, o no es una comedia romántica? Y no por eso menospreciable.
Men in Trees no es, ni mucho menos, simple ni pastelosa. Se trata de un divertimento agradable de mirar y de disfrute inmediato pero sin llegar a chirriar. Hay personajes que te encandilan desde el primer momento y sus los planteamientos ante la vida no te hacen vomitar (como pasaba en ocasiones con Everwood), incluso Anne Heche está tan bien que no te entran ganas de tirarla montaña abajo (como pasa con frecuencia con Meg Ryan).
Situaciones divertidas, momentos entrañables, vistas espectaculares, música bien escogida e interpretaciones más que correctas hacen de Men in Trees una serie muy, muy digna que, siguiendo las reglas de juego de las comedias románticas, no insulta a la inteligencia de un espectador curtido en este tipo de productos (frak, esto me ha quedado pedante, ¿no?).
En fin, ¿Men in Trees es imprescindible?, pues yo no diría tanto. ¿Recomendable?, ciertamente sí.