Descargando, descargando acabé triunfando

TV

De vez en cuando me propongo decir cosas serias, pero para qué engañarnos, no se me da tan bien como a otros y hacer humor lisérgico es mucho más divertido. Pero el tema de hoy sí lo es. Serio, me refiero. Y lisérgico también.

Hay temas recurrentes que hacen que me hierva la sangre y blanda mi hacha de combate teligioso. Por supuesto una de mis guerras es contra los talibanes de la versión original, a los que estoy segura que hacen una redada y les encuentran hasta DVD’s en español de A dos metros bajo tierra para ver secretamente a espaldas de sus amigos gafapastas y enterarse de una vez por qué Brenda y Nate eran tan imbéciles. Y resulta que no, no era problema de la versión original. Total, que mi guerra más reciente es contra los que van de guais diciendo que sólo ven lo que se bajan por Internet. Que supongo han salido como contrapunto a los locuelos que se han hecho fanes de la Sinde en Facebook y que ahora dicen que el canon es su amigo y que ellos nunca intentaron clickar ningún e-link, como por ejemplo nuestro amigo El Casciari.

Y es que ambas posturas están mal. MAAAL. Porque es muy triste decir que sólo ves cosas por Internet. Pero triste de “qué pena” no poder ver cosas por la tele, porque parafraseando al gran Ramón de Pitis, la tele es salud. Y los otros, porque es triste de verdad, que nos veten directamente el acceso a la cultura, porque le pese a quien le pese, la televisión es cultura e Internet también. Pero como estos últimos ya tienen pena suficiente con eso de tener de cara visible a Ramoncín, hoy este post se lo dedico los que mi gran compañera Montse ha bautizado como Gafapastas 2.0.

Los miembros de esta novedosa comunidad pretenden distinguirse del vulgo diciendo que ellos no ven nada que emitan por la tele normal, que sólo se bajan cosas por Internet y a poder ser americanas. Porque ya sabéis que decir que se ve tele española o realities o cualquier cosa que salga en el Tele Programa no mola nada (¿Ver realities checos vale?). De entrada les compadezco por no poder disfrutar ni un ratito de gente como Patricia Gaztañaga, María Antonia Iglesias o Josemi. Por supuesto no hay quien se lo crea, pero es que, como en todo, hay una rama dura que hasta afirma no hacer uso del aparato televisivo en cuestión si no que sólo poseen un ordenador. Evidentemente si se quiere ser exclusivo de verdad tiene que ser un Mac de 24 pulgadas. A los que afirman no poseer televisión, les recuerdo que Nina decía lo mismo. Controlando pero fluyendo. Pero si el televisor es el mueble más bonito de la casa, por dios.

Vamos, que ya sabéis que yo soy como más del libre albedrío y del vive y deja vivir. Y es por ello que les perdonamos la vida, pero no por ello les aplaudiremos las sandeces. Porque no hay nada más triste que se pierda la televisión y los que la amamos tenemos que contribuir a que no desaparezca, a que la cultura llegue a todas las casas aunque sea en forma de Ana Rosa Quintana. Porque ahí está el quid de la cuestión, en que toda la televisión es válida y que está en mano del espectador decidir qué ver en cada momento. Por supuesto si programasen mejor yo vería más tele en abierto, si hubiese más canales vería más cosas y si no fueran tan chanchulleros oiría doblajes mejores, pero las cosas son así ahora mismo, pero estoy segura que cambiarán. El futuro es la televisión a la carta y allí estaré yo para recibirla con los brazos abiertos. Clear Eyes, Full Hearts, Can’t Lose. Pero bueno, siempre ha habido gente que ha querido ir de más iluminada que el resto. De eso no nos vamos a sorprender ahora tampoco.