Esos locos listillos
Cuando tu serie es una de esas que resuelven casos es casi imprescindible que tus personajes sean excepcionalmente listos. Solamente puedes permitirte el lujo de tener lerdos integrales si en tu serie no pasa nada, véase Seinfeld, Dos hombres y medio, o Everybody loves Raymond.
El único problema (si eres el listo, digo) es que tener una inteligencia privilegiada en televisión la mayoría de las veces se paga con alguna disfunción en tu relación con los demás o, directamente, locura.
Mi disfuncional preferida es Temperance Brennan, la mejor antropóloga forense del mundo mundial, pero rebozada toda ella de una capa de racionalidad a menudo helada que sí, forma parte de su encanto, pero que Booth tendrá que romper algún día. Y no me olvido del resto de su equipo que, recordemos, también son muy listos, pero están chalados.
Otro loco, esta vez no tan encantador: el doctor House, con una locura puesta claramente sobre la mesa al final de la pasada temporada. House es el mejor en lo suyo, pero todo lo que tiene de profesionalmente excepcional lo tiene también de socialmente corrosivo. Un grano en el culo que te salvará la vida y que televisivamente tiene una salud de hierro.
En Lost hemos visto que Daniel Faraday es el rey de la constante, una eminencia, pero también, en algún momento del pasado, del futuro o de donde sea, su brillantez le pasa factura.
Por supuesto, también tenemos a Walter Bishop. Como un cencerro. Sus momentos de locura son tan memorables como sus momentos de lucidez. Este hombre lo mismo consigue extraer ondas cerebrales de un cadáver que ponerle un gorrito de fiesta a una vaca. Su locura quizás eclipse las dificultades sociales evidentes de Olivia, que sí, es especial y puede hacer cosas increíbles, pero también le irían bien un par o tres de sesiones.
Locos televisivos, brillantes o no, los hay para dar y tomar. Seguro que vosotros tendréis vuestros pirados preferidos, pero dejadme que salte al terreno de la comedia para dedicar una mención especial a Sheldon Cooper, el más divertido de los científicos locos. Me despido con uno de sus momentos más memorables, que me hace recordar que Spock también es brillante pero disfuncional (claro que eso lo tienen, los vulcanianos), lo que a su vez también me recuerda que Sylar está como una cabra. En fin, que tengáis un buen fin de semana largo, amiguetes.