Anatomía a la americana
Llevo algunos días inmersa en esta especie de invasión médica que se nos ha echado encima, creo que en parte para compensar que el County General se nos jubiló hace unos meses, y es que la sombra de las Urgencias es muy alargada, y por algún sitio tenía que tirarse el mundo televisivo el pedo esterilizado que llevaba algún tiempo (tampoco demasiado) aguantándose. Dios, hasta los de Camera Café se han pasado al Fibrilando.
Eso sí, por mucho que ahora proliferen como setas alucinógenas, las series de médicos han existido desde que tenemos uso de razón, que en mi caso es desde que mi madre me obligaba a ver M.A.S.H.. Fue luego, con las historias del St. Eligius, que asimilé realmente lo jodido que es ser médico, y la jodidísima y atormentada vida que tienen los médicos en general. Será por eso, porque trabajan muchas horas, porque pasan demasiado tiempo juntos, porque tienen ese punto heroico que proporciona salvar vidas y porque muchas veces están muy buenos, que resultan ideales para las series de televisión. O será por otra cosa, vete tu a saber.
El tema es que tenemos médicos y enfermeras televisivos hasta para garantizar la asistencia general mundial globalizada esa que prometen los lagartos. Así, si os digo que en 1994 se estrenó una serie de médicos ambientada en Chicago, que duró un montón de temporadas y acumuló un buen número de premios, quizás (o quizás no) os sorprendáis de saber que no hablo necesariamente de ER sino de Chicago Hope, una pequeña grandiosidad de David E. Kelley que entabló un duro duelo de camillas con los de Michael Crichton. Al final ganaron los del County General, pero los otros se fueron con la cabeza muy alta, que conste.
Por el contrario, nuestra invasión médica actual es tirando a cacosa, tengo que decirlo. De todos los estrenos, seguramente serán Trauma y Royal Pains las únicas que me acabarán importando algo. Lo bueno es que por otro lado tenemos a Shonda y a sus chicos con sus líos de sábanas y una vida más liviana. Aunque ni Shonda se ha escapado de la tendencia de poner en las series a ex-médicos de guerra. No sé a vosotros, pero yo estoy hasta las narices de la enfermera/médico que viene de Irak y tiene un master en operar edemas pulmonares con un boli bic naranja. Creo que hasta Justin sabría hacerlo borracho de vino Walker.
Dos cosas para acabar. Una, que no he escrito este post porque me apeteciera hablar de médicos, es que he visto que en los más de dos años de bloguicidades no habíamos nombrado ni una sola vez a la Doctora Quinn y he pensado que eso debía ser solucionado. Luego me he liado yo sola y ha salido esto, en fin.
Dos, el título del post es un homenaje a Gross Anatomy, que aquí tradujeron como “Pobre o por compasión” y que para la edición en vídeo cambiaron el nombre a “Anatomía a la americana”. En ella Matthew Modine y Daphne Zuniga son estudiantes del duro primer año de medicina. Hasta que la vi hace miles de años no sabía lo que era el lupus, pero Christine Lahti me lo enseñó bien. Por cierto, la Lahti también salió en Chicago Hope. Cuidaos amigos.