Disney me mata

Ayer dimos el adiós definitivo a Hannah Montana, y es que lo que hizo Miley Cyrus en Rock in Rio llevaba de todo menos el sello Disney, ni que la niña se lo hubiera tatuado en las nalgas, lo que realmente hubiera sido perturbador.

Miley Cyrus - Rock in Rio

La última temporada de Hanna Montanah se estrena en unas semanas, aunque Miley ya ha acabado de rodar, y sin duda también ha pasado página. Dicen que el reinado en Disney ahora lo tiene Selena Gomez, de Los Magos de Waverly Place, que antaño fue bff de Demi Lovato, de Sonny entre estrellas y Camp Rock. Ambas dos criaturas han salido con sendos Jonas Brothers, que también tienen serie (y Camp Rock), en la que aparece Nicole Anderson (Kelly Parker de MIOBI) y Chelsea Staub, la rubia Disney de cabecera en la actualidad, cuya última película protagoniza Sterling Knight, de Sonny entre estrellas (y MacKenzie Falls, así para cerrar el círculo).

Muy endogámico todo, y eso que no he entrado en los intercambios de parejas que se gastan entre Demi, Selena, Taylor Swift y Taylor Lautner, por no hablar de la pelea que se traen Demi y Selena (repito, antes culo y mierda) porque Selena decidió elegir a Taylor Swift como bff. Taylor Swift salió con Taylor Lautner, y primero lo hizo Selena Gomez. Demi Lovato salió con Joe Jonas, y primero lo hizo Taylor Swift. Pero antes Selena Gomez salió con Nick Jonas, que también había salido con Miley Cyrus. No os preocupéis, los anillos de pureza mantienen las bragas en su sitio, al menos de cara a la galería.

Lo cierto es que Disney gusta de la endogamia profesional, imprescindible para conseguir que cosas como Camp Rock (1 y 2) o Programa de Protección de Princesas triunfen como la fanta naranja ahora que tenemos lejos el efecto High School Musical. También es imprescindible que las estrellas Disney actúen, canten y bailen, ya sea solos, o mejor si lo hacen juntos y juntas.

Sin duda saben lo que hacen, porque a todas estas series y películas se les podrá discutir muchas cosas, pero no que no entretengan. Es más, enganchan como una mala cosa, con un ritmo medido al milímetro capaz de hipnotizar a esa generación que ya ha crecido con tropecientos mil canales y banda ancha. Vale, y también capaz de hipnotizarme a mi. Después de todo, los de Disney no son hadas que repartan felicidad, sino gente de negocios cuyo máximo objetivo es vender todos los discos, entradas, dvds, camisetas o carpetas que puedan.

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