La locura de Shameless

Shameless es una locura. Vale, una locura atroz, sucia, cruda e irreverente a la vez que divertida y a veces hasta tierna, pero locura al fin y al cabo. Y aviso, este post tiene todos los spoilers del mundo. Bueno, no todos, solamente los de Shameless.

En Shameless hay locuras que caen del cielo: trenes de aterrizaje, armas de fuego, bolsitas con polvos mágicos, y lo que sea que le cayó en la cabeza a Justin Chatwin para tenerle toda la temporada con ese peinado horrendo. En fin, como si necesitasen los Gallagher que les lloviese más mierda, ellos que se bastan y se sobran con sus locuras de elaboración propia.

Ahí llegaban a su segunda temporada los Gallagher & vecinos con su veraniego negocio ambulante de comida rápida y drogas diversas (que me las quitan de las manos) en paralelo a la guardería ilegal aderezada con piscina inmunda. El verano es lo que tiene, y hasta Fiona (Emmy Rossum) se puede permitir el lujo de gallaghear un rato quedándose con dinero extraviado o trajinándose a hombres casados. Las leyes de la genética, que dicen que nunca fallan.

Pero no te preocupes, Fiona, como diria Rizzo, there are worse things I (you) could do. Mira a tu padre (William H. Macy), ese borracho egoísta que esta temporada ha cruzado un par de líneas con el asesinato de butterface. Sí, eso fue asesinato, asesinato por omisión de donación de órgano. Asesinato. ¿Y odiamos a Frank? Mierda, no. Quizás será porque luego vemos que su madre (tremenda madre, por cierto) le maltrata, o porque nos creemos sus lágrimas cuando ésta muere (asesinada, por cierto) y se refugia en Monica (Chloe Webb), o porque a su loca y etílica manera vemos que la ama. Seguramente tampoco le odiamos porque sus hijos no le odian, al menos no todos, al menos no mucho, o al menos no siempre.

Hablemos de odio, o de Karen (Laura Wiggins), que comienza la temporada meándose en la tumba de su padre y la acaba odiando a su hijo recién nacido porque tiene síndrome de down y no lo ha podido vender. Y yo ahora no sé si es una suerte o una desgracia para la criatura que una no muy equilibrada Sheila (Joan Cusack) haya tenido la lucidez de poner a su nieto por delante de su hija.

Hablemos ahora de locura, porque Sheila nos ha regalado extraordinarios momentos de desequilibrio total culminando en esa delirante huida del hospital, en moto, con el nieto robado y sombrero con orejas. Ah, no, espera, la locura de Sheila culmina cuando aposenta su culo en la cara de la madre de Frank (Louise Fletcher) con una almohada de por medio hasta que la mata, pero eso fue a media temporada. Con un par.

Vale, hablemos de locura en serio. Hablemos de Monica y de su llegada como si fuera un cuervo de Poniente anunciando que se acerca el invierno y que los Gallagher ya pueden irse olvidando de las pocas alegrías que trajo el verano.

No te confíes Fiona, no bajes la guardia, porque cuando pienses que puedes tomarte unas vacaciones y permitirte el lujo de pensar en tu futuro descubrirás que tu vida sigue siendo una basura, que tu madre bipolar te ha robado el dinero y que está en la cocina chorreando sangre por las muñecas. Pero espera, cuando por fin estés a punto de tener sexo del bueno con tu ex, al que has perdonado por mentirte de muy diversas formas, tus hermanos pequeños entrarán llorando en tu habitación porque no tienen forma de asimilar que han visto a su madre desangrarse el día de acción de gracias.

Y aún así, todos pensaremos que el mundo es maravilloso cuando Lip (Jeremy Allen White) regrese a casa y le abraces, aunque sea bastante chungo que tu hermano pequeño tenga un affair con el padre de tu novio y que acabéis arrastrando a vuestro inconsciente (en todos los sentidos) padre a la calle. Ese el el poder que tienes, Fiona. Supongo que eso es Shameless, también: una locura.

Vale, y tres cosas más antes de acabar. Primero, un enlace a este artículo sobre el uso de la música en Shameless, especialmente interesante si os gustan los temas que eligen para la serie. Segundo, un enlace a este otro texto sobre la bipolaridad en televisión, un poco más allá de Homeland y Shameless, que por cierto, como soy así me divirtió la referencia que hicieron a Carrie Fisher. Y tercero, para que la despedida sea más dulce que agria, un vídeo del anuncio de Emmy Rossum para Cotton, que también está bien verla de princesa, y no de hermana guarrilla de Oliver Twist. Enjoy!

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