El show de Michael J. Fox
Cuando empezó esta temporada una de las series que más expectación creó fue The Michael J. Fox Show, por motivos obvios. El ídolo volvía. Marty McFly cabalgaba de nuevo. Y es que desde que Michael J. Fox tuvo que abandonar Spin City por el avance de su Parkinson pocos pensábamos que volvería a la tele. Oiga, que una cosa es pasearse un día por el set de The Good Wife y otra muy diferente llevar sobre tus hombros una temporada entera.
Pero que Michael vuelva a la tele, ¿es suficiente razón para ver una serie entera? Yo creo que sí, al menos para darle una oportunidad. Pero, como en muchos otros casos, a la gente le ha gustado correr y gritar “mierda” antes de tiempo. Aunque ser alguien tan grande como Michael todavía tiene sus ventajas y cuando firmó con la NBC para volver al ruedo, se aseguró no sólo una temporada entera de 22 capítulos si no la certeza de que esos 22 capítulos iban a ser emitidos pasase lo que pasase. Y suerte, porque si fuese por las audiencias que está teniendo, la serie ya haría semanas que estaría cancelada.
Vaya por delante que a mí, The Michael J. Fox Show me gusta. Ahora bien, no me entusiasma. Para empezar está el nombre de la serie, que es un poco mierdola. Nunca he sido fan de ponerle tu nombre a una serie, por mucho que seas Michael J. Fox, Bill Cosby o el Papa de Roma. Vale que la serie está basada en un reportero famoso que había dejado de la tele debido a su Parkinson y decide volver al trabajo, pero hasta aquí los parecidos con la vida de Michael. Otra cosa horrible que hace la serie es hablar a cámara en plan entrevista-diario à la Modern Family. O sea, ya lo hacen otras series y lo hacen mejor, porque la verdad es que en TMJFS (para abreviar) atufa a moralina y esto, en 2014 ya no le pega a una sitcom.
Lo mejor que tiene la serie son sus actores (principalmente adultos). Es difícil superar a Michael y a su perfecto timing cómico, la verdad, sigue siendo hiper entrañable con sus bromas de Parkinson y todo. A su lado tenemos a Betsy Brandt, recién salida de Breaking Bad y a quien tenía ganas de ver en una comedia después de verla en reportajes behind the scenes me di cuenta de que está mujer está locaris perdida. De mejor amigo de MJF está Wendell Pierce (The Wire, Tréme, yatusabes) y, de vez en cuando sale Anne Heche como su némesis en la NBC. Casi nada, nenes. Pues, a pesar de ser todos la leche, siempre te quedas con la sensación que están desaprovechados. Es como que hicieron una gran tarea de casting y después ya plegaron velas. En plan tenemos a MJF, lo de su Parkinson y le hemos rodeado de buenos actores… pero nadie pensó en de qué iba a ir la serie más allá del piloto. En cada episodio, las situaciones son totalmente random y no hay manera de ver hacia dónde va la historia.
Lamentablemente, sus hijos son insoportables y, tiene tres, así que imaginaos. Los dos mayores (Conor Romero y Juliette Goglia) son tan exageradamente odiables que me paso los capítulos pensando que en realidad no son hijos de MJF y, por supuesto, las bromas que más gracia me hacen en la serie en general tienen que ver con el hecho que MJF y Betsy Brandt también piensan que sus hijos son lo peor. A lo mejor ahí está la gracia, no sé. Sólo os digo que Jack Gore, quien interpreta al hermano pequeño de unos 8 años, les pasa la mano por la cara a todos los demás. Muy triste pensando que debe salir en pantalla unos 10 segundos por capítulo.
Gracias a Anne Heche por su locura.
Releyendo lo que he escrito me doy cuenta de que parece que odie la serie y no es así, pues creo que tiene espacio para la mejora y Michael J. Fox es la polla, pero, ¿tendrá el mundo suficiente paciencia? Me pregunto si quizá estoy intentando amarla con todas mis fuerzas como intento amar cualquier cosa que hagan los Friends, o Aaron Sorkin o Amy Sherman-Palladino. ¿Estoy cegada de amor por Michael J. Fox? Joder, todo el mundo ama a Michael y eso es lo que nos tiene que guiar, amigos. De momento ya ha conseguido que en TMJFS salga Sting, que Brooke Shields intente ligarse a su hijo y que sus padres sean Candice Bergen (Murphy motherfucking Brown) y Charles Grodin (Beethoven, nens). Así que sólo nos queda esperar que antes de que la NBC le corte el grifo Michael convenza a Christopher Lloyd para que le haga una visita. Por favor.