Fama me puede
Por más que me esfuerzo, soy incapaz de entender del todo la dinámica de Fama ¡a bailar! Y mucho menos los planes de emisión de Cuatro. Me voy una semana y cuando vuelvo, muchos de los concursantes del principio ya no están y la escuela está plagada de caras nuevas. No es que los primigenios tuviesen más carisma que los novatos pero es que introducir tantas caras nuevas no beneficia para nada al programa.
Por lo que he visto, siguen haciendo castings, así que van a seguir introduciendo nuevos alumnos hasta que se cansen o hasta que alguno de los profesores se acabe jubilando. Y no nos engañemos, es difícil que gane alguien que no ha estado desde el principio, pues ahora que ya nos hemos acostumbrado a los llantos de Marcos, se nos hace muy cuesta arriba eso de tener que conocer a gente nueva. Uy, que palo.
Por si no lo sabíais, el premio final será un año de escolarización en una academia de baile de prestigio internacional. Cómo me gusta eso del prestigio internacional. ¿Sabéis que el papel de culo de mi casa es de prestigio internacional? De todos modos, el premio es lo de menos, amigos, lo interesante es el camino, los folleteos, los llantos y las puñaladas traperas. Ver a Marcos pegar la llorona incomprensible al estilo “nadie me quiere”, tras intentar hacer una voltereta infructuosamente no tiene precio. No es que me haya convertido de golpe en Cruella de Vil, es que la voltereta era en el suelo y de las que hacíamos en párvulos.
Sigo sin entender tampoco la política primeriza de Cuatro. Nos hacían tragarnos esas infames galas de Supermodelo y no nos dejan disfrutar del único reality con un mínimo interés actualmente en pantalla. Lo más triste es que ni se dan cuenta de la pena profesional que dan. Tienen un blog oficial en el que dicen cosas como esta: “Gracias a ‘El Zapping de Surferos’ de Cuatro, tenemos acceso a ese filón que es Fama 24h.” Vamos, que lo interesante no lo ve ni dios. Altamente preocupante. A no ser que pretendan ser rompedores con este tipo de programación. Si fuese así, chavales, con dos cojones.
Como tampoco hay mucha diversidad gráfica del programa, he decidido haceros unos collages de mis favoritos y mis antifavoritos. Quede claro que sin los que más odio el programa no tendría ningún sentido. Así aunque Marcos me de ganas de encerrarle en una academia militar y Quique me provoque urticaria, que haríamos sin una madre entrada en carnes como Susana o Mary, la chica fresca y buscona de la academia. De alguien tenemos que hablar, leches. Porque ahora que me los miro bien, tampoco es que tenga favoritos, pero los cuatro que hacen que aún tenga fe en la diversión que me puedes dar estos bailarines faranduleros son estos cuatro. Alex y Sonia porque son los que más me gustan bailando. Juan Carlos porque es la reinona que este programa necesitaba: es la mejor y que se mueran los feos. Y, Lorena, alma de cántaro. Es la pobre pareja de Marcos. Evidentemente la ha beneficiado bailar con tamaño patán pero, no me digan que no tiene mérito lo suyo.
Uy, ¡me había olvidado de lo mejor! Gracias a EfectosSecundarios descubrí en que manos estan estos pobres chavales. Y es que Rafa Méndez, el profesor más hilarante de esa academia era bailarín de Melody, esa niña perturbadora apadrinada por El Fary. ¡Y no lo pone en su currículum! No os perdáis a Rafa Méndez haciendo El baile del gorila. Uh, Uh, Uh. ¡ENERGY!