Los más pendones de la tele
A mí me encanta hacer listas como a los yankees, así que hoy vamos a hacer la lista de los más folladores de la tele. Ellos y ellas, se caracterizan, entre otras cosas, por tener una vida sexual agitada, por decirlo de otra manera: se follan a todo lo que se mueve. Después de un primer momento de horror y asombro ante sus díscolos comportamientos, estos personajes despiertan la simpatía de público y hasta acabas alegrándote cuando tienen una nueva presa.
En esta lista hay desde lo que no pasa día que sacien sus vicios hasta los que, teniendo la libido tan subida como los demás, pueden pasar alguna noche solos. Lo que todos comparten es un charm especial que les hace irresistibles a los ojos de los demás y un aperturismo mental y genital que podría competir con Rocco Sifredi.
Representa el grado más libertino y trasgresor dentro de la serie “Sexo en Nueva York”, pues su vida de ejecutiva agresiva sólo se ve completada si cada noche echa un polvo. Samantha es la diosa del amor libre. Su descaro y su promiscuidad hacen de ella una mujer explosiva. Se ha encontrado de todo y nos lo ha contado explícitamente: pollas gigantes, apestosas, folladores en columpios y bomberos cachondos.
La lista de amantes de Samantha a lo largo de la serie es infinita. Ha tenido escarceos con los más variopintos personajes: un entrenador de lucha libre, un joven licenciado, un granjero sexy, un magnate hotelero, un enano e incluso, una relación lésbica con una pintora (Sonia Braga), que terminó cuando esta le disparó ciertos fluídos a la cara.
El Dr. Christian Troy es la perfecta encarnación de la más pura masculinidad. Es libre, asertivo, independiente y agresivo, un despiadado follador capaz de hacer del cuerpo y del alma de las mujeres literalmente lo que le viene en gana. Se adora. De hecho lo desprecia todo a excepción de si mismo.
En cada episodio de “Nip/Tuck” tiene que enseñar a cámara su culo destapado. Se tiraría a cualquiera y después la operaría, porque nadie es perfecto. Sólo él. La sociedad Troy/McNamara se ha salvado de más de un marrón porque Christian se ha tirado alguien… aunque, ahora que lo pienso, eso también les ha metido en más de un lío.
Aunque compartiría el título de “El más promiscuo del Seattle Grace” con Alex Karev, las que vemos son las absurdas conquistas de Meredith. Esta especie de Hamlet postmoderna, está todo el día dudando: sobre su madre, sobre McDreamy, sobre su perro y sobre el veterinario. Y entre duda y duda echa un casquete. A pesar de que está muy ocupada en el hospital siempre tiene tiempo de pillarse una buena cogorza en el bar de enfrente y llevándose a cualquier incauto al catre. Así conoció al Dr. Sheperd.
En un momento dado intentó hacer un amago de celibato aprendiendo a hacer calceta, pero nada, que no puedo aguantar y acabó refregándose con más de uno. Lo más triste de Meredith es que tiene una tendencia inusitada a tirarse gente cuando va borracha y a la mañana siguiente o no se acuerda o no se quiere acordar de lo que ha hecho. Por eso el que me gustó más es cuando se tira a uno que después tiene que ser atendido en el hospital por una erección eterna. No diré más por si los spoiler-hunters me acechan.
Puesto que es un personaje de sitcom, los escarceos sexuales de Joey están tratados desde un punto de vista ligero y benevolente. Como le pasa al personaje de Barney en “How I met your mother”, las conquistas y el nivel de follación de Joey despiertan la envidia y las risas de los demás personajes. Además de ser objeto de deseo de propios y extraños, Joey se ha beneficiado a medio New York, como queda patente en el episodio que cree que ya ha dado la vuelta a todo el círculo y que vuelve a empezar a tirarse a la gente que se cepilló cuando empezó su andadura.
Joey es un conquistador nato, está buenorro y le mola ser un hombre objeto. Claro, muchas luces no tiene pero lo que es ligar, nenes, es un campeón. Me encanta la historia que usa para ponen tontas a las tías, sí, aquella de “Viajaba yo a lo mochilero por Europa y, en Barcelona, subí un día al monte Tibidabo…”