Go get that bitch
El amigo Roland Barthes (sí, no os habéis equivocado, seguís en ByTheWay) se sacó de la manga la aplicación de los términos studium y punctum para expresar lo que sentía ante una fotografía. El studium venía a ser algo así como un interés general en la fotografía que hacía que, oye, te gustase. En otro nivel se encontraba el punctum, el pinchazo que llegaba directamente al corazón y que se podía encontrar en elementos tan aparentemente inadvertidos como un pequeño objeto, la forma de colocar las manos, etc. Si os interesa el asunto podéis echarle un vistazo a La cámara lúcida, que (dato absurdo) era el libro que Ben Chaplin leía a Janeane Garofalo en La verdad sobre perros y gatos.
En nuestro caso, para entendernos, el punctum sería algo así como un nano momento inolvidable. Mi último punctum teligioso me lo ha proporcionado Fringe en su primer episodio de la segunda temporada. Puede parecer perfectamente inadvertible, pero el Go get thet bitch de Olivia en el hospital recién atacada me llegó al corazón.
Olivia(danamefbiai) está en la senda de la grandeza, realmente lo creo a pesar de no entenderla vitalmente en algunas de sus decisiones. Peter no sé cómo lo hace pero a cada capítulo que pasa está más arrebatador, hasta conseguirá que su padre me caiga bien (sí, Walter es muy grande pero me pone nerviosa).
En lo referente a la serie en general, no me molesta, es más, me parece fantástico, que sigan en el camino de capítulos con un caso friqui a resolver, al más puro estilo Expediente X, apuntando de vez en cuando a la oscuridad subyacente que ahora más que nunca afecta a las vidas de Olivia y Peter. Parece que será el camino de Olivia hacia el recuerdo y la curación lo que nos hará avanzar en ese sentido. Mientras tanto, si tienen que enfrentarse a mutaciones y extrañeces humanas o alienígenas, bienvenidos sean los casos a lo Mulder y Scully, y bienvenida sea la necesaria carrera de fondo hacia el final de temporada. Eso sí, diría que los shippers también tendrán que esperar largo y tendido antes de ver a Olivia y Peter intercambiar emociones y diversidades. Larga vida a Fringe.