El Doctor infinito
Hace unos días Steven Moffat se salió con que Doctor Who podría dar dinero a la BBC, más o menos, eternamente. Para empezar, el año que viene la serie cumple 50 años, pero no nos engañemos, ni se ha emitido durante 50 temporadas ni ha sido siempre un éxito. Su estreno en los 60 la convirtió en toda una institución en UK, aunque entró en desgracia allá por los 80 para acabar desapareciendo antes de cambiar de década en la vergüenza de las bajas audiencias y el aburrimiento creativo.
Cuando Russel T. Davies la revivió en 2005 lo hizo desde el amor a la serie que vio de niño y, especialmente desde la maestría, la grandeza y la inteligencia de recuperar las aventuras, las locuras, darle cancha al wibbily wobbly timey wimey, pero también hacer de Doctor Who algo emocionante y emocional. Así, para explicarnos: que también guste a las chicas. Felicidades Mr. Davies, y gracias por convertir de nuevo a Doctor Who en una institución (sueno casi inglesa, ¿no?)
Que todos asumamos como normal que de vez en cuando el Doctor se regenera, cambia de aspecto e incluso también le cambia algo el carácter es una gran ventaja, porque podemos plantarnos en 2010, tener un Doctor y una Tardis nuevos capitaneados por un productor ejecutivo que también rebosa amor hacia la historia y que nos regala un par de companions a los que resulta casi imposible no amar.
Son Steven Moffat, Matt Smith, Karen Gillan y Arthur Darvill (a los que podríamos añadir a River Song/Alex Kingston). Es la “era Moffat”, la era del misterio, de los rompecabezas, de los interrogantes y las especulaciones de los fans. Como afirma MacGuffin, es la era de la lostización. También es la era americana, en la que Doctor Who se convierte en fenómeno al otro lado del atlántico y consigue meterse en series como Grey’s Anatomy o Community, que por cierto, que Shonda Rhimes y Troy&Abed la amen a partes iguales es la prueba viviente del triunfo de eso de “que también guste a las chicas”.
Me preocupa mucho que la despedida de los Pond sea con ángeles llorones
En los tiempos que corren, muchos ejecutivos siguen mirando solamente las audiencias (que no son nada despreciables, ni en UK ni en USA), pero el éxito también se mide en descargas (“legales”), impacto en el mundillo de la cultura popular, que los fans hablen de ti constantemente… Una serie “lostizada” es un gran billete para conseguir este éxito. ¿Lo será también dentro de unos años? Da igual, siempre que el Doctor sea capaz de regenerarse en algo que interese al espectador, su supervivencia quedará garantizada.
Así que sí, amigo Moffat, Doctor Who puede ser eterna, y lo mejor y que siempre me gusta pensar: entre los pequeñajos (que sí, que Doctor Who sigue siendo también para pequeñajos) que ahora la disfrutan están sus guionistas del futuro. So say we all.
[related-posts]