Categoría: Caspas Variadas

OT 2008, ¿Por qué a mí?

Tengo un problema muy serio. Aún no me creo lo que voy a decir, pero creo que este año no voy a ver OT. Por un lado está el hecho de que ya estoy enganchada a Fama, y parece que mi cupo de la telerealidad ya está cubierto. Y por el otro, está el simple motivo de que la gala de la semana pasada fue de lo peor que me he echado a la cara en mucho tiempo. Sabéis que yo, que soy muy foklrólica, me encanta disfrutar de los cantares del pueblo, pero no puedo sufrir que el programa

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Fama: El principio del final

Muchas cosas han pasado desde la última vez que hablamos de Fama. Aquí te despistas y se te monta la zapatiesta. El otro día me vi en la tesitura de tener que llamar a mi prima a Nueva York para darle la funesta noticia de que habían expulsado a Marcos. Nunca creí que este momento llegaría más que nada porque jamás se ha visto tanto peloteo a un friqui desde que Tele 5 montó el Hotel Glam y uno no pelotea a un fricoso si no es por pasta. Claro que yo me alegré. Porque yo no podía soportar a

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Mis tardes con Patricia

Hoy me he levantado con ganas de confesar al mundo algo que llevaba mucho tiempo escondiendo en mis adentros: cuando llego a casa de trabajar, me gusta encender la tele y poner El Diario de Patricia. Es algo catártico. Durante diez minutos me quedo absorta delante del televisor, observando atónita como un grupúsculo de seres de mi misma especie le cuentan sus vergüenzas a una señora muy salerosa. Y es que no sé cómo Patricia Gaztañaga no es considerada una de las grandes damas de nuestro país, a la altura de MariTere Campos o Marceditas Milá. Se ríe de la

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Affleck family time

Hace unos días los Affleck-Garner se vieron envueltos, por separado, en situaciones un tanto extrañas. ¿Será el influjo de Venus? ¿Será el influjo de Plutón? ¿Plutón sigue siendo un planeta? Me trae sin cuidado. Lo realmente importante a la par que interesante, es el cuadrilátero sobrenatural que se formó en la red carpet de los Oscar entre Ryan Seacrest, Laura Linney, la diosa Jennifer Garner y Gary Busey. Atención a la cara de pasmo de Jenny después del besuco que le planta Busey. Sí, a mi también me da mucha grima este hombre, pero Jenny, en serio, no es para

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Almenos tendrá su apellido

Mañana me voy de viaje y me iré sin saber con quién narices van a emparejar a Marcos. Es público y notorio que los chicos de Cuatro son un poco primerizos en esto de producir realities y no acaban de controlar el tema de la producción. Si dices que el lunes se va a saber algo, a última hora no puedes decir ay-mira-que-no, mejor mañana. Y lo que es más, cuando llevas una semana anunciando que vas a llevar a los chavales a bailar a la calle, por el amor de cristo rey, pon un buen dispositivo de seguridad si

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Sarah Jessica Friker

¡Cómo mola el photoshop! He aquí Sarah Jessica Parker. Mona, ¿verdad? Os puede parecer que sí o os podéis poner en plan Maxim. No voy a discutir por eso. Es más, me trae sin cuidado. Y es que, amiguetes, nos guste o no, esta chica se ha convertido en algo así como un icono de estilo, moda y bla bla bla. Nótese el “se ha convertido”, y no me refiero a que Sarah acabase la serie con mucho más glamour que con el que la empezó, que al final hasta sale mona, oye. No. Me refiero a que hay una

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Fama me puede

Los menos peores Por más que me esfuerzo, soy incapaz de entender del todo la dinámica de Fama ¡a bailar! Y mucho menos los planes de emisión de Cuatro. Me voy una semana y cuando vuelvo, muchos de los concursantes del principio ya no están y la escuela está plagada de caras nuevas. No es que los primigenios tuviesen más carisma que los novatos pero es que introducir tantas caras nuevas no beneficia para nada al programa. Por lo que he visto, siguen haciendo castings, así que van a seguir introduciendo nuevos alumnos hasta que se cansen o hasta que

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Quién NO es Quién

Sigue al post anterior… Hoy vamos a hacer un ejercicio de diferenciación para practicar la importancia del Quién NO es Quién. No es que os trate de tontos, es que Montsinya tiene problemas diferenciando a algunos actores. Vamos a subsanar el malentendido. Ayer me costó un rato convencerla de que: Scott Porter NO es Teddy Dunn. Pues no va y me dice: “A mí lo que me pasa con Jason Street es que nunca me voy a quitar de la cabeza que es Duncan Kane en Veronica Mars”. ¿Me lo repite? Claro, ni a mí se me va a olvidar

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En ocasiones confundo caras

Irene aún se debe estar riendo de una (otra) de mis famosas confusiones fisonómicas. Afrontémoslo, me llamo Montse y confundo caras. Vale, es grave, lo sé, pero es que la gente se parece, se parece demasiado, y luego voy yo y me hago la picha un lío. Ahí van algunos ejemplos de algunas de mis confusiones fisonómicas históricas: El primero no tiene perdón de los dioses, lo reconozco. Jerry O’Connell – Jason Bateman   Con las siguientes me acojo a que los rasgos marcados me confunden (como a Dinio la noche, está claro) Melina Kanakaredes – Lisa Edelstein   Y

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¿Qué fue de las niñas coupletistas?

Confession time: lo paso fatal con los castings de los realitys. Sufro lo indecible con los pobres participantes, pasando de la vergüenza ajena a la tristeza solidaria rollo empatía total. De vez en cuando puedo llegar a disfrutar algo con los más mejores, pero luego están todos esos de la categoría he venido porque he perdido una apuesta, que quiero pensar que realmente han ido porque han perdido una apuesta, que si no me pongo enferma. Y sin embargo llevo tres horas, que ya son horas, viendo Tienes talento. Me quedé pillada con una señora que intentaba que su cochino

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Fama, sabíamos que me engancharía

Llevo varios días bajo el influjo de la griposidad galopante y eso me ha provocado dos cosas: quedarme en casa y, por consiguiente, engancharme a Fama ¡A Bailar! Todo ello es muy triste, lo sé, pero pocos seréis los que dudaban que me acabase enganchando a este reality. El tema es sencillo, gente que baila con profesores que les enseñan a bailar mejor y conviviendo en una casa e intentando ganar un premio. Problema: tienen que bailar por parejas, y si uno resulta nominado, arrastra a su compañero con él. Y lo peor: las parejas son las mismas hasta el

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El síndrome Clooney – Grenier

El inexorable paso del tiempo puede parecer vertiginoso, pero creedme, a no ser que te llames Baby Jane, es imperativo reconocer que el tiempo hace grandes cosas en nosotros: nos convierte en diablos viejos y astutos y, en la mayoría de los casos, nos buenorriza un poquito. Ya vimos hace tiempo el caso Patrick Dempsey, pero hoy quería centrarme en el síndrome Clooney – Grenier, o síndrome parece mentira que siendo primo del eslabón perdido te hayas convertido en esto. Prueba número 1: George Clooney de joven No me negaréis que parece que el tío esté a punto de lanzarse

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