Señorita Topisto, venga a mi despacho
En realidad se llamaba Agnes DiPesto, pero quizás los traductores pensaron que nuestra mente impresionable de los 80 no estaba preparada para los apellidos con nombre de salsa de espaqueti. Da igual, Topisto/DiPesto. Ambos tienen una sonoridad suficientemente estrambótica como para encajar perfectamente con lo que para mí siempre fue típica «auntie» soltera y extravagante con un armario lleno de faldas largas y pañuelos gigantes. Estoy dispuesta a vérmelas con cualquiera que niegue que era el alma de la agencia (de Blue Moon, de Moonlighting, claro). Era algo así como un referente espacio-temporal de honestidad, inocencia, alegría y a (bastantes)
Quiero más!