Pinículas fantasbulosas: Crueles intenciones
Uhmmm… sip, sé perfectamente que Crueles intenciones más que fantasbulosa es apestosa, y lo peor es que ni siquiera en esa apestosez radica su encanto. Vaya por delante que no me rasgo las vestiduras ante una adaptación cutrerna (véase cutre+moderna) de Las Amistades Peligrosas, por mí como si todo el equipo de Dollhouse decide reinventar Lo que el viento se llevó. Pero la cuestión es que Crueles intenciones es un despropósito guarrillo de principio a fin, y aún así (o por eso) la adolescente sin miramientos que llevo dentro la ama. Corría el año 1999 y Ryan Phillippe casi estaba
Quiero más!