¡Sí! ¡Quiero!
Los americanos podrían hasta inventarse un programa de televisión sobre la relación entre un guisante y un lápiz del número dos, esto es así. Imaginad la que lían si tienen algo que puede dar tanto de sí como una boda. Cualquiera que haya organizado una entiende lo reality-friendly que pueden llegar a ser, y si la boda es yanqui, con sus damas de honor y sus cosas, pues ni te cuento. Personalmente no disfruto demasiado en ellas, en las bodas, digo, pero todo el bizarrismo que las rodea me fascina, en todas sus variantes, desde el glamour a lo Catherine,
Quiero más!