Fringe, abusando del calzador

 

 

Disclaimer: llevo unos días un poco malos y estoy algo negativa. He dicho.

Fringe

Con Fringe me están surgiendo dos problemas, y eso no es bueno, nada bueno. El primer problema es que no me gusta nada, pero nada, que me digan lo que tengo que hacer, y el segundo es que tampoco me gusta nada, pero nada, que me dejen a medias.

A medias es como me he quedado con el pre-air, que me gustó, pero no me entusiasmó, aunque un pre-air es un pre-air y para eso está, vaya, para hacer un piloto más mejor, así que me reservo los comentarios televisivos para más adelante.

Lo que realmente me irrita es que se hayan subido (torpemente) a ese carro tan goloso que es la viralidad, la estrategia web y demás. En su día ya lo hizo (nada torpemente) Lost, consiguiendo que la mayoría de los bloggers le debamos todos los dedos de una de nuestras manos (sí, me uno a la opinión general al respecto), por eso ahora, con varias temporadas a las espaldas, se pueden permitir hasta lo del club de lectura, que manda huevos, pero es que Lost es Lost, y hay cosas que solo pueden hacer ellos.

J.J. Abrams

Por venir del mismo terreno, vaya, por ser Fringe otro vástago de nuestro siempre idolatradísimo J.J., y por supurar misterio, conspiraciones y accidentes de avión por los cuatro costados, no tendríamos, de entrada, que quedar atrapados en sus webs o en sus viralismos varios, por lo que sería de agradecer que se lo currasen un poquito más.

Soltar que habrá un comic-precuela antes ni tan siquiera del estreno de la serie es, sin duda, atrevido, aunque lo que resulta más sorprendente es el revuelo que se ha liado por unos anuncios radiofónicos bastante poco originales, la verdad. Será que es verano y se nos agotan los temas. Nos los intentarán vender como el resultado a la cuadratura del círculo, pero es que yo he visto anuncios de antical para la lavadora más virales.

No sé, para viralidad molaba mucho más aquella de Dexter, o esa otra de Dirty Sexy Money o cuando los chicos de Drive iban por ahí lavándote el coche y regalando gasolina, que en los tiempos que corren, se agradece, oye.

Fringe

Luego está la web oficial, que a priori va de alternativa-fashion-cool pero que al final no es más que unas postalita con enlaces a:

En fin, que me da la impresión que aquí estamos entre el “quiero y no puedo” y el “mucho ruido y pocas nueces”, pero la blogosfera teléfila mundial no deja de hablar de ellos. Misión cumplida, entonces. Claro, es el efecto J.J., pero, chicos, en serio, que tenéis producto (y pasta, joder) para hacerlo mucho mejor, ¡qué más quisiéramos otros por aquí! Venga, majos, dadme una alegría, que, aunque no me estéis ayudando demasiado, estoy dispuesta a convertiros en mi próxima tele-obsesión.