Coincido totalmente con nuestro amiguete Tonto en que la nueva Sensación de vivir plantea algunos interrogantes. Sí, ya sé que la blogosfera teléfila de aquí y de allí está acogiendo el proyecto con el entusiasmo desmesurado característico de almas nostálgicas como nosotros, pero pasado el impacto inicial de reencontrarnos con Donna y Kelly, miedito tengo yo también de que 90210 no aporte nada nuevo… como sí ha hecho Gossip Girl, nuestra teen drama queen del momento.
Así como en el género fantástico habrá un antes y un después de Lost y Battlestar Galactica, en el apartado teen, y salvando las distancias, la línea divisoria la ha marcado Gossip Girl. Sin arrasar en audiencia, injusticias de la televida, Gossip Girl está haciendo mucho, pero que mucho ruido, alejándose de otras trilladísimas teens como The O.C., One Tree Hill, The Hills o Laguna Beach.
Para empezar, y sé que ando algo obsesionada últimamente con estas cosas, la serie está basada en un blog de cotilleos que nuestros chicos suelen leen desde el móvil. Vaya, un claro reflejo de lo rápido que se difunden asuntillos turbios y no tan turbios hoy en día, y de lo fácil que es explicar cositas a las multitudes. Resultado: un ritmo dramático frenético que así nos tiene, enganchadísimos.
Nota: no confundir “ritmo dramático frenético” con las entradas en barrena que se marca One Tree Hill.
Aquí los de CW también han estado vivos potenciando su visionado y disfrute general por vías alternativas a la televisión, cada vez más populares entre los jovenzuelos modernos y cool.
También resulta que nuestros chicos, además de tener unas tempestuosas vidas neoyorkinas en la serie, no se quedan a tras con sus experiencias personales, que bien se encargan de ventilar otros blogs de cotilleos. A saber, que Blake Lively y Leighton Meester no se aguantan, que Blake se ha operado la tocha, que Leighton fuma porros, que Chace Crawford y Carrie Underwood salen juntos, que luego cortan, que Chace y Ed Westwick comparten apartamento… Chicos guapos y carnaza de la buena, al fin y al cabo, fomentada y potenciada por las tórridas promos pirulachas que se han marcado últimamente y por sus numerosas apariciones en alfombras rojas y fiestas varias. Así me gusta, creando star system.
Porque claro, no es que en Gossip Girl los personajes sean rollo profundo a lo gafapasta tipo A dos metros bajo tierra, pero sí son creíbles, con sus inseguridades y sus cosas, sus problemas, motivaciones y dolorcillos de cabeza. Nada con que no nos podamos identificar, en definitiva, ya sea como adolescentes o como adultos.
Y por último, mi preferido, al que ya dediqué un post enterito hace unos días. Nuestros chicos y chicas son los más fashion, cool y glamurosos del mundo mundial. Mi reino por el armario (y el cutis) de Blair Waldorf.