Maldito beneficio personal
Comienzo con un inciso: yo creo que Virginia daría el pego como bruja. Como concursante resulta cansina, y como cantante… bueno, en fin. Sin embargo, la chica me cae bien (sí, ¿y qué?), por lo menos es la más aguda de todos los triunfitos de este año, que el nivel no es que esté muy alto, el de agudeza, me refiero, bueno, y el resto, ya que estamos.
El tema es que me criaron pensando que las brujas eran féminas bellas, inteligentes y liberadas que, precisamente por eso mismo, pasaron a la historia, que escribieron los machos dominantes, como mujeres feas, maquinadoras y solas. Vale, el rollo feminista me mola tanto como que se me acabe la coca-cola, pero sí es verdad que donde se ponga una buena bruja chunga, que se quiten hadas, elfas y demás (y sí, creo que Prácticamente Magia es una gran película).
En este punto, reivindico la belleza de todas las brujas del mundo, que se han empeñado en sabotearnos a base de verrugas o, en el mejor de los casos, bellas facciones irremediablemene unidas a un carácter de perros.
El problema es que últimamente para hacer guapas (bueno, dejémoslo en fáciles de mirar) y afables a las brujas, también las han hecho, digamos, “buenas”. Re-que-te-frack! ¿Hay algo más soso que una bruja buena? Sabrina Spellman necesitaba unas tías locas y un gato parlanchín para resultar entretenida (aunque lo conseguía, eso hay que reconocérselo, por cierto, me apetece poneros este vídeo con Briney), Samantha Stephens tenía a su madre pirada (¡Qué grande era Agnes Moorehead), y las embrujadas, bueno, las embrujadas echaron mano de la fuente de todo mal (me diréis que el apodo no es atrayente en sí mismo) y de modelitos que solo cubrían el 20% de su cuerpo. Es lo que tiene.
Básicamente, lo que diferencia una bruja “buena” y sosa de una bruja “mala” e interesante es que la primera tiene y ejercita esa manía estúpida de no usar sus poderes para beneficio personal. Menuda tontería. Me diréis si Willow no tuvo uno de sus mejores momentos cuando se le fue la olla, o si Neve Campbell no resultaba mucho más atrayente cuando se ponía la mirada de mala seductora en Jóvenes y brujas. Pero claro, en este mundo todo lo que mola está prohibido, por lo que, si tienes poderes, o te sale un grano enorme en la tocha, o olvídate de pillar la escoba para evitarte el atasco (aunque a veces lo primero pasa sin tener tampoco lo segundo).
Y yo que os he metido este rollo fruto de una pájara que me acaba de dar (si fuera bruja, cambiaría tantísimas cosas ahora mismo para beneficio exclusivamente personal… a más de uno convertía yo en sapo), pero, oye, se agradece que hayáis llegado hasta aquí.
Por cierto, que Virginia debe haber aprendido a usar sus poderes. ¿Me lo parece a mi o esta vez no ha desafinado?