Sookie sí, Sookie no
La verdad es que yo pensaba que tratar este tema no era necesario porque creía que todo el mundo era unánime en este asunto. Pero se ve que no. Se ve que aún hay gente que alaba los talentos actoriles de Anna Paquin. Confieso, de antemano, que la pequeña Anna nunca ha sido santa de mi devoción, pero es que la interpretación que nos regala encarnando a Sookie Stackhouse en True Blood me ha llevado más allá de cualquier tirria inicial que le pudiese tener.
Está claro que en estos tiempos convulsos que vivimos, cualquier producto que lleve el sellito de la HBO (Showtime, FX y AMC son intercambiables) goza de promoción instantánea y videntes fervientes de ser poseídos por horas interminables de gafapastismo. Y, por supuesto, todas estas cadenas tienen su cuota de premios asegurada, pues lo que últimamente se llama televisión de calidad, sin duda merece ser premiada. Pero no siempre. Y este es el caso de Anna Paquin con los Globos de Oro de este año. Porque servidora entiende que está temporada está siendo muy floja y que uno de los estrenos del año ha sido True Blood, pero premiar a Paquin para darle algo a la serie es ir muy lejos. En cualquier cara-a-cara dramático en el que se enfrenten Sally Field y Anna Paquin, es humanamente imposible que boca-de-pato gane a Nora Walker.
Pero esta chica desde bien pequeña dejó claro que lo suyo eran los premios, pues le dieron su Oscar con tan sólo 11 años, por El Piano, su primera película. Un dramón. Hay que reconocer que casi siempre ha sabido escoger sus papeles en una línea más indie que muchas jóvenes actrices que no han llegado tan lejos como ella. Y también hay que agradecerle que no haya caído en las manos de la droga o de Michael Jackson como muchas jóvenes promesas. Y, qué narices, a pesar de tener aspecto de pez hervido, la chica no lo hace mal, pero es que en True Blood da pena. Asumidlo.
Tanto Anna Paquin como Stephen Moyer, encarnando a los amantes Sookie y Bill, han pasado a formar parte de ese grupo de actores con papeles protagonistas que tienen menos carisma que mi tía en la función del centro cívico. Lo que me sorprende es que, de la unión de su súper-sosez, entre ellos haya nacido al amor fuera de la pantalla. Ojo, a pesar de no estar mal del todo, el Moyer es un galán de chichinabo. Lo fue en The starter wife y lo vuelve a ser ahora. En mi opinión, Allan Ball puede darle las gracias a la huelga de guionistas y a actores como Ryan Kwanteen, Rutina Wesley y Nelsan Ellis, entre otros.
O sea que, Sookie no.