The Amazing guest stars
Bones es una serie que ha ido creciendo ante nuestros ojos. Una serie que nunca ha tenido grandes altos ni bajos, pero que poco a poco ha sabido encontrar su sitio. Sin hacer mucho ruido, Bones es un buen ejemplo de serie que tiene unos protagonistas de escándalo y unos secundarios que apoyan perfectamente al empaque global, buen humor del negro, y unas tramas que, sin ser nada del otro mundo, y de alto contenido de casquería variada, hacen que el visionado de la serie sea uno de los momentos más entrañables de la semana.
Es también de las pocas series que tienen una renovación segura al final de cada temporada, pues ha llegado un punto que pueden hacer lo que les de la gana, pues la gente les sigue igual. Y todo esto, a pesar de la tendencia que tienen a hacer cliffhangers chusqueros y psicotrópicos de la escuela de Tim Kring en Heroes. Y con esta última temporada, la cuarta ya, me ha quedado más claro que nunca, no sólo porque otra vez se sacan un final de temporada de la funda del chaleco, si no porque hay ciertos episodios que sólo te puedes permitir hacerlos si tienes a tu público muy fidelizado. Sobre todo, me refiero a episodios como Double Trouble in the Panhandle, dónde Booth y Brennan se convierten en artistas de circo, y The Princess and The Pear, dónde se introducen en el friqui-mundo de las Comic Cons.
Es precisamente este capítulo dónde me llevé una de las sorpresas de la temporada. Si un friqui ya tendría suficiente material como para sentirse identificado y/o deleitarse con toda la ristra de disfraces que aparecen en la feria (Sweets va de trekkie ¡con camiseta roja!), mi alma teligiosa dio un vuelco al ver a dos especímenes raros entre el público. Ni más ni menos que Kynt y Vyxsin, concursantes de la temporada 12 de The Amazing Race, una de mis favoritas en la historia del programa. Claro, que iban disfrazados de ellos mismos. Kynt y Vyxsin son dos góticos pintorescos, procedentes de Kentucky y amantes de Hello Kitty. Como podéis comprender, la combinación era explosiva y se convirtieron en una de las parejas más populares del concurso (con permiso de Charla y Mirna).
Su peculiar estilo de la moda, combinando el más riguroso negro gótico con el rosa locaza más chillón, junto a su carácter jovial y afable les convirtió en fan favorites instantáneos y, después del concurso en rostro de campañas de moda y en activistas de los derechos de los homosexuales. Una de sus frases más memorables y sinceras es que, para ellos, cada día es Halloween. Brillante. Sé que probablemente no le interesé a nadie más que a mí, pero es que, amigos, yo me emociono con estas pequeñas cosas. Y encima, nunca está de más recordaros que si todavía no habéis visto The Amazing Race, aún estáis a tiempo de redimiros.