Señorita Topisto, venga a mi despacho

En realidad se llamaba Agnes DiPesto, pero quizás los traductores pensaron que nuestra mente impresionable de los 80 no estaba preparada para los apellidos con nombre de salsa de espaqueti. Da igual, Topisto/DiPesto. Ambos tienen una sonoridad suficientemente estrambótica como para encajar perfectamente con lo que para mí siempre fue típica «auntie» soltera y extravagante con un armario lleno de faldas largas y pañuelos gigantes.

Estoy dispuesta a vérmelas con cualquiera que niegue que era el alma de la agencia (de Blue Moon, de Moonlighting, claro). Era algo así como un referente espacio-temporal de honestidad, inocencia, alegría y a (bastantes) momentos, de agudeza. Totalmente imprescindible (ella y sus pareados) en el mundo loco y torbellinoso de Maddie y David.

Precisamente por lo torbellinoso de la relación de sus jefes, todos nos alegramos cuando encontró a su alma gemela, Herbert Viola, que lo era, totalmente gemela, en parte gracias a la brillante elección de José Carabias para doblarlo, con esa voz de Pepe Soplillo que también tenía Doogie Howser. Por cierto, tengo que decir que Viola siempre me recordó a Sembei Norimaki, Dr. Slump para los amigos.

A la señorita Topisto la doblaron Amelia Jara (1-3) y Marisa Marco (4-5), pero en realidad era Allyce Beasley, que para bien o para mal se ha visto relegada al guest star ocasional provocando, con la misma enorme y fantástica sonrisa, y más de 15 años después, el mismo comentario: «mira, la señorita Topisto».

By the way, ¿vosotros sabíais que hay un grupo de fans que se han inventado Virtual Moonlighting, donde siguen la serie inventántose nuevos episodios? Me fascina.

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