You, sexy thing

En una entrevista a SFX, Neil Gaiman confesaba su fascinación de pequeño por Doctor Who y cómo uno de los primeros recuerdos de su niñez es lo mucho que le aterrrorizaban los Zarbi. Me recuerda a cuando Russell T. Davies afirma haber sido todo un yonki del Doctor en su más tierna infancia y me resulta entrañabilísimo pensar en generaciones de niños marcados por The Doctor que ahora vuelven a él, y espero que, gracias a Russel T. Davies y últimamente Moffat (también fan confeso de niño, por cierto) se estén fraguando en este momento recuerdos en pequeñas cabecitas sobre un señor tan entrañable como loco y divertido que viaja en el tiempo y el espacio en una caja azul que es más grande por dentro que por fuera.

Total, que Neil Gaiman escribió The Doctor’s Wife, el capítulo de hace un par de semanas, cuya protagonista es la única mujer que ha estado siempre con el Doctor. En la misma entrevista a SFX, Gaiman explica cómo llamó a Moffat y le contó la trama que tenía en mente, y Moffat un poco en plan “tío tío tío, que esto no se ha hecho nunca antes” acabó encantándole la idea y dándole luz verde. Gaiman dice que entonces llamó a su amigo Steve Manfred, experto en Doctor Who (@DrWhoExpert) para que le ayudase (y aviso que ahora vienen los spoilers y no me veis pero lo estoy diciendo en plan River Song), para que le ayudase, decía, con lo que sería el primer capítulo dedicado a la TARDIS, cuya alma va a parar a Suranne Jones.

La TARDIS es sexy, en cualquiera de sus formas. Es la cosa más bella que el Doctor había visto cuando la robó (o tomó prestada), hace tropecientos años, y seguramente es la cosa más bella que el Doctor ha continuado viendo desde entonces. Es la esposa del Doctor. Y ahora también sabemos que la TARDIS quería “ser robada”, quería ver mundo y permitió que The Doctor accediera a ella y viajasen juntos. Es una bonita historia de amor.

No tan mágica, y seguro que no tan duradera, pero sí estrecha es la relación de muchos capitanes con sus naves. No puedo evitar pensar en la Serenity y Malcolm Reynolds, on el en Capitán Kirk y su Enterprise, Han Solo y su Halcón Milenario, o incluso Michel Knight y KITT (sí, ¿qué pasa?). Nunca me pareció que Adama tuviera una relación tan estrecha con Galactica, pero oye, todo son percepciones, y naves y capitanes hay para dar y tomar, que cada uno tendrá sus preferidas.

Yo acabo con otra “nave” muy peculiar de uno de mis capítulos preferidos de esta nueva, nueva era del Doctor: The Beast Below, donde Amy demuestra por qué medio universo la ama y donde todo un país viaja sobre una nave que me hizo llorar.

p.s.: Dato absurdo: Gaiman había pensado en otro monstro que no fuera un Ood para el capítulo, pero el presupuesto es el presupuesto y el muñecajo feo del Ood ya lo tenían hecho.

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