Dirty Dancing 2: Havana Nights
¿El mundo la necesitaba? Pues no, pero ya que la tenemos vamos a disfrutarla.
Ojito, que he’s going to show her the time of her life
Aprovechando que hace unos días Miss MacGuffin lanzó el reto -atención, espoiler del reto- de descubrir a Romola Garai en esta foto, yo hoy os animo a ver -o volver a ver- la peli a la que pertenece el frame: Dirty Dancing: Havana Nights, y no solamente porque la protagonice Romola, esa rubia cuyo club de fans parece haberse multiplicado últimamente, sino porque, de hecho, Havana Nights no es tan apestosa como puede parecer… y qué carajo, es verano, así que dejad el revisionado de la filmografía completa de Lars Von Trier para tiempos más oscuros, que lo que ahora toca es baile guarrillo en la húmeda y calurosa Habana.
En realidad, Dirty Dancing: Havana Nights poco tiene que ver con Dirty Dancing a secas. Ni precuela, ni secuela, ni nada, simplemente es una historia de amor y baile a la que colocaron por ahí la pre-coletilla Dirty Dancing para aprovechar el tirón 17 años después del estreno de la primera. Vaya, que la titulan Save de last dance: Havana Nights y no les hace falta cambiar una sola coma del guión.
Y ahí que va Katey–Romola, allá por 1958, con sus bragas de cuello alto arrastrada a La Habana por el traslado de su padre en una época en que los americanos vivían allí como maharahás. Y claro, a la rubia le hace palmas todo cuando a la primera de cambio se topa con el camarero autóctono Javier (a.k.a. Diego Luna) moviéndose como si protagonizara un anuncio de ron, que por cierto, todos sabemos que Diego es mejicano, pero con lo bajo que ha puesto el listón True Blood y su español apestoso, no voy a discutir el acento del chico. Total, que a partir de ahí tenemos el drama de toda la vida: una gringa pija, un cubano pobre, un concurso de baile y una revolución.
Lo curioso es que es menos mediocre que Dirty Dancing (que sí, que lo es), pero al mismo tiempo carece de esa magia, chispa o lo que sea que convierte una película cutre en una película cutre-divina con mayúsculas.
A favor: que Romola Garai no es Jennifer Grey, es decir, es guapa y actúa bien. Ya por aquel entonces apuntaba maneras, y aunque es evidente que tuvieron que enseñarle a bailar, la chica consigue llevar el peso de la peli sin problemas. Otro gallo cantaría si la rubia hubiera sido otra. En contra: que Diego Luna no es Patrick Swayze, y está claro que allá por el 2004 aún no se estilaba lo de hacer que los chicharelos que tenían que interpretar a cachos-carne se pasaran tres meses en el gimnasio antes de rodar. Supongo que invirtieron el tiempo en enseñarle a bailar, a él y a Romola, y eso se nota (que no sabían, es lo que se nota, quede claro). En definitiva, con musculitos o no, lo cierto es que no consiguen arrancar demasiada química a la pareja.
Con la banda sonora también sale ganando Dirty Dancing a secas. Hay momentos divertidos, pero también bajones apestosos. En su momento me encantó que rondaran por ahí los Orishas (un mes en Cuba hace exactamente 10 años me convirtió en una yonky de estos chicos), además todo es muy salsero, para quien le guste, claro.
Una cosa sí que tiene, han filmado un Puerto Rico la mar de vintage. Es evidente que no podían grabar en La Habana, y al fin y al cabo San Juan de Puerto Rico, especialmente la zona colonial, tiene mucho en común con La Habana Vieja. Al final les queda una ambientación altamente pintoresca, especialmente si conocéis La Habana, claro que seguramente también tiene aspectos ampliamente discutibles, aunque por lo menos les quedó bonito, que ya es.
Acabo con los secundarios que rondan por ahí y que son canela fina: Patrick Swayze como maestro y mentor, una especie de Obi Wan del baile que sube el nivel hasta lo inimaginable cuando pilla a Romola por banda. No deja de ser un homenaje a Dirty Dancing a secas, pero resulta siempre un placer.
Luego tenemos a Sela Ward de madre de Romola y, atención, una mini mad men reunion retroactiva con John Slattery en el papel de padre y January Jones haciendo de “amiga” perra del infierno. Entrañable.
Tres últimas cosas:
- Parece ser que la dirigió el mismo tío que que ha dirigido el próximo capítulo que veremos de Torchwood, entre otros.
- (Con espoiler) Resulta curioso el final rollo “embrace the revolution”, teniendo en cuenta que la peli viene de los estados juntitos.
- (Sin espoiler pero con inquietud) Existe una Dirty Dancing 3: Capoeira Nights protagonizada por Jesse Williams. Necesito verla y mantenerme alejada de ella a partes iguales. Vale, dura dos minutitos y es divertida… en realidad me ha alegrado el día. Gracias NereaHD!
Y actualización de última hora, porque parece que Lionsgate va lanzado con un remake de la original que supuestamente dirigirá Kenny Ortega que, de hecho, ya la coreografió. Está claro que el mundo no la necesita, pero la veremos, ¿verdad?
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