Al final Netflix sí que era para tanto (aunque en realidad ellos no inventaron el binge-watching)
Hace dos años íbamos por ahí bailando la danza de la alegría porque Netflix nos había dicho que se instalaría en España.
Fue entonces cuando, aunque ya llevaba un tiempo siendo una feliz usuaria de los susodichos magos del streaming, os explicaba que quizás Netflix no era para tanto, no porque no molase mucho (que sí), sino porque básicamente:
- No me parecía (ni me parece) que el catálogo de películas (especialmente las más actuales) fuera para tirar cohetes.
- Es más, aún así se me antojaba muy dudoso que el catálogo de la versión española fuera a parecerse al yanqui.
- No ofrecía (ni ofrece) las series semana a semana, a ritmo de emisión, sino que cuelga temporadas completas. Esto es ideal para ponerse al día o recuperar viejas joyas, pero no para saciar nuestros insaciables apetitos seriéfilos… right? Oh, wait!
Como bien sabéis, dos hechos han acontecido desde entonces:
- Netflix decide no venir.
- Netflix decide ponerse a producir. Y no solamente eso, decide que va a seguir fiel a su costumbre de colgar temporadas completas aunque el contenido sea totalmente inédito y original.
¡Toma ya! ¿Y cómo se queda ahora tu insaciable apetito seriéfilo? Venga, majo, dale al play y empáchate, olvídate de esperar a la semana que viene, piltrafilla, que yo te pongo todos los capítulos de Arrested Development, House of Cards, Hemlock Grove y Orange is the New Black enteritos y de una vez para que te los casques en un fin de semana.
Y así es como de repente el binge-watching (binge=atracón) se convierte en algo súper cool. Nada de binge-watchear o maratonear una serie para “ponerse al día” antes de que comience la nueva temporada, nada de binge-watchear o pegarse el atracón cuando “recuperas” esa serie que en su momento se te escapó. No, ahora se binge-watchea algo que nunca se había emitido, ahora se binge-watchea porque se debe y se puede, porque binge-watching is the new watching , y porque si te gusta Orange is the New Black (que puede no gustarte, aunque se lleve otra cosa) es complicado no ventilársela en un plis plas.
Y eso que Jenji Kohan dice que no tuvo muy en cuenta lo del binge-watching durante la creación de la primera temporada (aunque sí contará más con ello para la segunda).
Algunos os dirán que el binge-watching es algo antinatural, contrario a las leyes de la televisión que estipulan que entre capítulo y capítulo necesitas siete días para digerirlo y bla bla. Disiento profundamente. Tampoco es que crea que el binge-watching es el bien en todo momento, ni de coña. Y ya que estamos con la modernez (aunque me aleje del tema): twittear mientras se mira la tele mola mucho, pero tampoco es siempre lo mejor para todos y en todo momento. Hasta donde yo sé, miramos la tele para divertirnos, por lo que, si está la opción, hagámoslo como nos salga del arco del triunfo, sin juzgar ni dejarnos juzgar, por cierto.
Anyway, lo que es innegable es que, ahora que ya (más o menos) tenemos superado que se puede ver televisión a través de pantallas de 40 pulgadas, o a través de móviles, ordenadores o tablets, también vamos (nosotros) y van (anunciantes, productores, distribuidores y compañía) a tener que asumir que lo del capítulo por semana tampoco es algo inamovible. Deséngañemonos, ya hay una generación y media ahí fuera para la que el concepto de “parrilla televisiva síncrona” es casi como un radiocassette de doble pletina. Y esto huele a cambio, a cambio bestia con implicaciones bestias, especialmente para el negocio televisivo «tradicional».
No, Netflix no ha inventado el binge-watching, pero ahora mismo es quien mayor partido ha sacado del asunto, y quien más lo ha potenciado, claro (con permiso de Hulu, Amazon, los DVDs y las descargas “ilegales”). En este artículo explican cosas como que Netflix tiene analistas calculando las horas que tarda un espectador en llegar al capítulo cinco de una serie, con el objetivo de saber qué productos generan más engagement, o que tienen perfectamente calculado cuándo deben minimizar los créditos al final de un capítulo para darte la opción de ver el siguiente, etc. Y ahí que van triunfando, que lo cierto es que, y con todas las cautelas, no les está yendo nada mal.
Sí, va a ser que Netflix sí que era para tanto, ¿no?
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