The Good Wife sigue bien, gracias

The Good Wife hace tantas cosas bien que hasta da rabia, de la buena, pero rabia. Y es que hacen que parezca fácil, que todo fluya, que esos abogados molones (et al.) se deslicen por ahí girando alrededor de Alicia Florrick como si estuvieran en un holiday on ice y hubieran nacido con cuchillas en los pies. Pero no es fácil, bitches, lo sabemos tan bien como que no es en los pies, precisamente, donde gastan cuchillas Alicia y sus amigos.


Enough with the metaphors already!

Secundarios que molan todo, estrellas invitadas que brillan aún más, tramas sorprendentemente actuales y bien llevadas (podemos olvidar cosas como lo del marido de Kalinda)… y todo esto puesto en escena con elegancia y sentido del humor. Anda que no es fácil decirlo y difícil hacerlo.

La forma en que tratan la música ayuda. Estos días, para empezar, estamos todos que lo flipamos com Thicky Trick, right? Ok, vale, aquí lo que pasa es que nos han dado pruebas de que hasta en la recámara los secuaces de Alicia son el bien (y que mientras unos bailan “alrededor” de la Florrick, la Baranski lo hace sola, en lo alto, y con una banana… significativo), pero la canción tiene lo suyo, no lo negaréis.


La cosa es que después del subidón de Hitting de fan, The Good Wife sigue demostrando que puede bajar el tono y seguir on-fire con, en este caso, un capítulo que parece sacado de su mágico manual dorado para un capítulo molón: Matthew Lillard de estrella invitada (lo de la otra estrella me parece tan delirante que aún no sé si una locura brillante o un pedo apestoso), una trama sacada de la vida misma (aquí apuntan que de la vida de Jonathan Coulton y su glee-gate) con toques de redes sociales y tal, y todo aderezado con tensión sexual, puñales que vuelan, diálogos envenenados, algún chiste aquí y allá, y Eli Gold con (otro) dolor de cabeza.

Como decía, la música siempre ayuda a que todo quede siempre más mejor (aunque en Thicky Trick es bastante central), y en The Good Wife suelen utilizarla como hacen todo lo demás: ultra bien. Nunca subestimemos el poder de la canción justa en el momento oportuno, amiguitos.

We love using music in The Good Wife, and we always have the music inform the action and the cutting.

Robert King and Michelle King

Personalmente, esta afirmación de los King me parece de perogrullo. La música siempre es importante. SIEMPRE. Pero, otra vez, no siempre es fácil. En otra entrevista los King comentan que su hija adolescente les “asesora” bastante:

What we’ve been doing now is sending her — this is actually embarrassing — but we’ve been sending her YouTube clips of scenes with whatever song that we don’t think is perfect and she’ll send back some kind of Spotify list from school.

Robert King

Que no, Robert, que esto que hacéis no es vergonzoso, que todos deberíamos tener cerca algún adolescente para que nos asesore de vez en cuando (lo digo en serio).

The good wife

Lo de utilizar canciones del próximo disco de Bruce Springsteen dos días antes de que éste se publique huele más a acuerdos entre señores con traje. Bueno, lo de “dos días antes” es discutible, gracias a que los chicos de Amazon la liaron parda. Pero el caso es que aparecer en The Good Wife, a Springsteen le va relativamente bien para promocionarse, y a la CBS le conviene muy mucho para intentar subir las audiencias.

Seguramente los colaterales son los King, por mucho que lo vendan como otra cosa, pero lo cierto es que a The Good Wife le pueden quedar la mar de bien las canciones de The Boss. Serán «High Hopes,» «Hunter of Invisible Game» y «The Ghost of Tom Joad» las que escucharemos en We, the Juries a partir de este domingo.

Que me da igual dónde y cómo las pongan, mientras siga la guerra de perras que se traen Will y Alicia.