The Love Boat: demasiada azúcar pero… ¿y qué?
Os he echado de menos, sin duda, pero ¡he vuelto!, fresca como una lechuga y sí, morena que te cagas. Es por esto que doy gracias al sol caribeño, a los camarotes con balcón, al servicio de habitaciones, a las piñas coladas, al protector solar, a la caña de azúcar y a vosotros, por conseguir que mi regreso a la dura jornada laboral y el frío glaciar sea menos traumático.
Y dicho esto, ahí va mi homenaje a uno de los caramelitos del amigo Spelling que, ¡cómo no!, marcó una época y ha sido el leit motiv de mis vacaciones. Por cierto, y antes de los ataques personales, para los que penéis (joder, creeis) que irse de crucero es una horterada… pues no os lo voy a discutir, pero ¡qué ganas tengo de volver!
A estas alturas no os voy a explicar de qué iba The Love Boat (Vacaciones en el Mar, otra traducción patillera), porque seguro que os acordáis de ese buen capitán y mejor padre (a pesar de la horterada de hija que le pusieron) que era Merrill Stubing, interpretado por Gavin MacLeod, aunque al pobre no le sentó muy bien la navegación, se dio a la bebida y luego salió de ella de la forma menos original posible: reconvirtiéndose al cristianismo y escribiendo libros.
También estaba el doctor Adam, más bien feúcho, para mi gusto, pero que tenía un éxito sorprendente con las féminas del barco (lo de las americanas con los doctores es enfermizo). Isaac y Gopher eran como Pin y Pon, el primero coctelera en mano y el segundo haciendo gracias por ahí con menos éxito que Lindsay Lohan intentando parecer respetable.
Julie McCoy (Lauren Tewes) era la encantadora directora de crucero, tipo anfitriona, a lo Vanessa Marcil en Las Vegas. A Lauren se le iba la pinza, y no por el movimiento del barco, sino por su adicción a las drogas, que llegó al extremo de tener que substituirla por Pat Klous interpretando el papel de su hermana Judy McCoy (original, ¿eh?).
La serie fue cancelada en el 86 y los cruceros (reales) de Princess dejaron de ser los escenarios de los episodios, sus pasajeros (reales) dejaron de aparecer como extras y se cerró la interminable lista de estrellas invitadas. En el 98 se inventaron una segunda parte (The Love Boat: The Next Wave) que no tuvo demasiado éxito, claro que no ese título a mi me parece que un maremoto se va a llevar el barco.
Afortunadamente para mi y para tantos otros, Princess Cruises sigue con su flota de impresionantes barcos de lujo con capilla incluida en la que una vez se casó Jill Whelan (Vicky, la hija pastelosa del capitán). Os confesaré que yo no soy nada amiga del matrimonio (porque me declaro básicamente atea e irreverente), pero puestos a liarla, casarme en un crucero o en Las Vegas o en ambos sitios me parecen de repente opciones altamente divertidas.