When you wish upon a star

Dice la canción que When you wish upon a star makes no difference who you are. Anything your heart desires will come to you. O también puede ser que when you wish upon a star quizás tengas la suerte de que un señor loco en una caja azul esté escuchando, y es que aunque el especial de navidad de Doctor Who homenajee abiertamente el universo Narnia, a mí me pareció más un homenaje a sí misma, a un hombre que viaja por ahí escuchando súplicas y atendiendo deseos.

Navidad, años 30-40, niños, familias, madres, padres que se van a la guerra, colores cálidos, hogueras, habitaciones con juguetes que envidiaría el mismísimo Willy Wonka, gente que va por ahí en pijama y bata, árboles de navidad con estrellas brillantes y una enorme caja azul con un lazo.

Poco importa lo que pasa cuando se penetra en la caja, eso es lo menos trascendente del capítulo, que no va de unos niños que entran en una caja y salen en bosque nevado, va de Madge, una señora que se encuentra un cráter con un astronauta en el centro, que abre la Tardis Police Phone Box con una horquilla de pelo y que además se queda tan tranquila. Madge es especial, claro, será por eso que años más tarde se gana su deseo, Doctor mediante.

Se trata de un deseo liviano en comparación, si queréis. La tierra no está en peligro y ni siquiera acecha ninguna amenaza terrorífica. Simplemente hay una familia que desea pasar la mejor navidad, ever. Vale, eso no es nada liviano, y es que desde que te enseñan el telegrama ya tienes el corazón encogido para el resto del capítulo. Pero que nadie se preocupe, alguien formuló un deseo y para eso está el Doctor, ese señor convertido en una especie de Mary Poppins loca que ha cambiado el paraguas por una pajarita y que en vez de supercalifragilisticoespialodiso dice I know, ese señor que es como superman pero sin el peso de la capa, o hasta como Hannibal de El equipo A pero con super poderes. Y como siempre, se lía todo un poco en el medio, que de alguna forma hay que llenar el capítulo, pero entre el Doctor y la gran Madge se marcan un Dorothy y un there’s no place like home para salvar la navidad con una estrella.

Así que, nunca se sabe sabe, si deseas algo mucho, pero mucho, quizás algún día te encuentre el señor loco de la caja azul. No me toméis por loca, si todos creímos en algún momento en los Reyes Magos, no veo por qué no podemos confiar en la magia del Doctor, en la magia que hace posible que los deseos se hagan realidad. Total, que como llevo todo el post de un ñoño que asusta, voy a seguir con el mismo tono deseando que todos vuestros sueños se cumplan, con Doctor o sin él.

Antes de acabar, un apunte a la visita final a los Pond (y a esa lágrima) que no augura nada bueno para nuestros corazones de cara a esa despedida que no por anunciada va a ser menos tremenda. La marcha de los Pond apunta a drama, no porque lo diga yo, más bien porque el mismísimo Moffat ha declarado que será heartbreaking. Yo ya estoy sufriendo.

En fin, os dejo con el final de un capítulo de Amazing Stories que he recordado mucho después de ver el especial de navidad. Es The Mission, también Segunda Guerra Mundial, un avión, un joven que morirá al haberse estropeado el tren de aterrizaje y un deseo imposible. Encontraréis por ahí un par o tres de caras conocidas. Enjoy!

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