Me enamoré de un dibu

Cuando eres joven, tienes las hormonas que ni ellas mismas saben lo que hacen, te forras primorosamente la carpeta con recortes de la super-pop, y en tu habitación hay más pósters que clearasil (por necesario que éste fuera), pasan cosas como que te pilles por Mark Lenders, el más irreverente de los Campeones.

Mark Lenders

Sí, vale, solamente juegan para ganar, pero siempre con deportividad, aunque no me negaréis que tanto músculo moreno no estaba hecho para saltarse todas las reglas. Vale, Oliver Atom tenía su tiro con efecto, pero hay momentos en la vida en que la fuerza bruta se impone, oye.

Sí, es verdad que también me hacía tilín Julian Ross, pero eso debe ser porque estaba malito del corazón y el chico me inspiraba ternura, nada que unos buenos bíceps no puedan solucionar, está claro.

Otro dibu ponible, a la par que malote: Terry Granchester, el futurible de la lloronosísima Candy Candy.

Terry Granchester

El chico iba de adolescente rebelde, artista incomprendido y unos cuantos topicazos más, pero que funcionan, para qué nos vamos a engañar. Lo malo es que le salió la buena conciencia justo para dejar plantada a la pobre Candy y largarse con su compañera actriz paralítica. Si es que no te puedes fiar de las chaquetas de pana.

El próximo me pilló ya grandecita y, en consecuencia, con más pósters en mis aposentos de Tom Cruise que de alguien que ni siquiera existe (aunque no sé qué es peor, la verdad).

Trunks

Me refiero a Trunks, de Bola de Drac, que no era especialmente malote, pero tenía ese punto de rancio+curtido+fuertote luchador que, mira, entiendo que levantara pasiones, sin olvidar que el chico venía del futuro (eso siempre suma puntos) y tenía el pelo lila (exótico, por lo menos).

Pasando página, tenemos a Sergio, de Juana y Sergio (bueno, esto es como “El día de la marmota”, que no se llama así sino “Atrapado en el tiempo”, pues eso, que “Juana y Sergio” es, en realidad “Dos fuera de serie”).

Sergio

Sergio es un buenazo y, con todos los respetos, tiene mérito mantener la virilidad cuando se juega a voleybol y no se está en la playa sin camiseta. Su atractivo radica en que la loca de Juana está enamorada de él, pues vale.

Mi atrofiada mente no recuerda haber tenido ningún dibu-crush más, así que me despido con una frase genial de Jessica Rabbit: Yo no soy mala, es que me dibujaron así.