Somos la peste
Los humanos, me refiero, somos realmente la peste. Homo homini lupus, si nos ponemos clásicos, pero a mi me motiva más pensar que en realidad, lo que nos pasa, es que somos lo peor.
Ya hemos comentado alguna vez cómo nos bastamos nosotros solitos para jodernos la vida, literalmente. Creamos a los Cylons y los frakkin cylons casi nos aniquilan. Bueno, claro, en realidad, nosotros, como décimo tercera tribu (ATENCIÓN SPOILER ÚLTIMA TEMPORADA, CERRAD LOS OJOS, NO RESPIRÉIS Y PASAD A LA SIGUIENTE LINEA) simplemente nos cargamos la tierra, ahí es nada. Aunque en realidad no parece tan grave, la verdad, si lo comparamos con la cagada de los Antiguos en su implicación en el nacimiento de los Wraith y posteriormente de los Replicantes. Si es que no se puede jugar a ser dios, que nunca sale bien. ¿No hemos aprendido nada de Frankensten? Carajo. Recordemos el pollo que se lió con la resurrección de Buffy o las chungas consecuencias que siempre tiene para los chicos de Torchwood la utilización del guantote recuperavidas, por no hablar de los abominables Reavers. Hasta nuestros robots acaban teniendo problemas con las humanas leyes de la robótica. Si es que somos la peste.
Esta claro que, tanto si se genera vida de la nada como si se hace uso de la resurrección, las consecuencias son inimaginables y, por lo general, cercanas a la destrucción total del universo. Un clásico desde los tiempos del Golem, pero seguimos insistiendo, oye. La culpa la tiene Prometeo, dicen, que aportó la ciencia a la humanidad, dicen también.
Ciertamente, es interesante ver cómo, en estos tiempos que corren de aceleradores de partículas y mapas del genoma humano, aún somos cautivos del castigo divino por quitarle protagonismo al hacedor, sea quien sea, sean quienes sean. Pinocho es la excepción que confirma la regla, diría, pero recordemos lo mal que lo pasa el pobre tochalarga, si es que la vida es dura.
Hay fronteras que, como humanos, nunca podemos cruzar, pero somos la peste y la cruzamos, por eso tenemos la culpa de todos los males del universo. Hasta los desastres naturales son culpa nuestra, o del calentamiento global o lo que sea, por mucho que Sarah Fey Palin diga que es el dios achuchándonos un poquito más. Nada, para acabar con alegría un post un poquito críptico: