Make it or break it
A entrenar, bitches
Yo no me lo pasaba así de bien desde los tiempos de Juana y Sergio, y es que donde haya una jugadora, patinadora o bailarina intentando ganar una beca, una medalla o un acceso a Julliard, ahí me tienen, olisqueando la sangre y el sudor del duro entrenamiento. Amo profundamente Save the last dance, Ice Castles me provoca llantos incontrolados y siempre que ponen esta grandeza de telemovie soy incapaz de apartarme de la tele. Las historias de superación me emocionan, oye, Make it or brake it, además, me divierte.
Make it or break it es lo que dicen por ahí cuando algo te puede salir tan bien que tocas el cielo o tan mal que te rebozas en caca. Vaya, que el triple tirabuzón con salto mortal, o te sale, o te das de morros. Muy a lo hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes. Y en eso están las cuatro jovenzuelas de la serie, entrenando para los campeonatos nacionales de gimnasia, antesala a la elección del equipo olímpico femenino, e intentando adolescentear por ahí, que son gimnastas pero siguen teniendo hormonas.
A nadie se le escapa que sorprendernos, no nos van a sorprender, ni puñetera falta que hace, que a mí ya me tienen enganchada con los argumentos y triquiñuelas dramáticas de siempre. Con eso, con lo de siempre, han conseguido que me encariñe inmediatamente con la mayoría de los personajes. Make or break it, además, lleva el sello ABC Family, lo que significa que cada vez que una menor se desvirga, un ángel pierde sus alas, pero también proporciona divertimento adolescente, y de eso nunca sobra, sea verano o invierno.
La nueva
Emily Kmetko (Chelsea Hobbs), la de azul con pinta de grunge/indie y un flequillo que no sé si se lo han puesto para nadiacomaneciarla pero que debe molestarle mogollón cada vez que da un saltito, llega con una beca a “The Rock”, el súper gimnasio de alto nivel donde por fin podrá entrenar en condiciones. Su madre (Susan Ward) es del tipo manicurista felizmente garrula, versión escotada, maquillada y textilmente apretada, pero es estupendísima y mucho más consciente del papel que debe jugar entre tanto pijo y tanta élite de lo que a priori parece. Emily no lo pilla y necesita ser ella la que controle determinadas situaciones, y sí, eso la convierte en una cabezota monumental. Como, a diferencia del resto, Emily es pobre (no me digas) la chica debe invertir su tiempo libre haciendo y sirviendo pizzas. Lo bueno es que allí también trabaja Damon (Johnny Pacar), guapete encantador al que le gustaría hacer cositas malas con ella. Mal lo tiene, a priori, que las chicas gimnastas tienen prohibidos los contactos físicos y espirituales con el sexo opuesto. Drama, drama, drama.
La perra del infierno
Lauren Tanner (Cassie Scerbo), la rubia de naranja que pone la mirada acero azul de Zoolander, es la mala, la chunga, la zorra que miente, roba y manipula. Por supuesto, la primera en lanzar por el desagüe su anillo de pureza con el novio de La tonta del culo. Gracioso que se llame Tanner, ya que su casi-madrastra es Candance Cameron Bure, la D.J Tanner de Padres Forzosos, otra rubia que han puesto ahí para mantener a raya a la niñata. Blonde Power.
La tonta del culo
Kaylie Cruz (Josie Loren), la de rosa en la esquina, princesita e hija de dos viejas glorias del deporte y de la música. Supuestamente es la mejor amiga de La perra del infierno y ni se da cuenta del levantamiento de novio secreto (el novio también es tonto del culo, por cierto) que ha practicado la susodicha. Tiene un hermano que podría dar juego pero que sacan poco.
La ganadora
Payson Keeler (Ayla Kell), la rubia de azul con pinta de concentrada. Es la mejor, la número 1, totalmente entregada, tremendamente responsable, y a veces hasta algo obsesiva. Su madre (Peri Gilpin) antes trabajaba con Frasier, pero ahora hace de progenitora ejemplar de una gimnasta de élite. Me encanta siempre que intenta que la niña se divierta como cualquier otra adolescente normal. Pero Payson es algo sosainas y bastante pepito grillo, aunque un encanto en esencia. Espero que se haga la mejor amiga de Emily y juntas dominen el mundo.
El entrenador
Un tal Sasha Beloff (Neil Jackson). Personalmente, no me pone, pero acabará protagonizando algo de tensión sexual con alguien, seguro, y más cuando demuestre que es una antigua estrella de la gimnasia masculina y se quite la camiseta, o algo. Es del tipo “voy de entrenador duro pero soy un buenazo que tiene un plan y al final os daréis cuenta de que lo que he hecho era por vuestro bien porque os quiero a todas y sois maravillosas” aunque (y eso lo añado yo) tenéis demasiado culo y tetas para tan siquiera oler las barras paralelas y preferiría entrenar a vuestras dobles.
A Make it or break it le están saliendo las cosas bastante bien, incluso entre el público que sobradamente ha superado la adolescencia. Hace unos días los de ABC Family dieron luz verde a diez capítulos más, a añadir a los diez ya previstos al principio. Bien por las chicas. Veremos qué pasa en los nacionales, o cómo se apañan cuando tengan que abrir un libro, o qué nuevas perrerías se inventará Lauren. Venga majas, que la fama cuesta.