Hellcats, a por todas

Mañana se estrena Hellcats, una de las grandes apuestas de la CW para esta temporada. Y este es el póster que han decidido usar para promocionarla. Mal, mal, mal.

Si esta serie ya me daba miedo sólo con su planteamiento, al ver la foto ya me he quedado patidifussé. Esa luz, esa inclinación (tipo página arrugada de revista), ese airbrush, los guantes de Alyson Michalka, las botas de Heather Hemmens, los pompones hecho de papel de periódico y Ashley Tisdale con cara de acabar de salir del casting de High School Musical 7: Sharpay va a la universidad. Bueno, y prefiero obviar el hecho que las bragas sobresalientes de la Michalka llevan una especie de broche de metal con la palabra Hellcats. No quiero parecer más soez de lo que ya soy, pero es que a la Michalka sólo le faltaba eso para tener más pinta de estudiante de día, barra americana de noche.

Alguien ha osado describir la serie como un cruce entre Election y Bring it on, y aunque guardo mucho amor en mi corazón para la película de Alexander Payne y para la genialidad de Bring it on (la primera, se entiende), no acabo de encontrar el nexo de unión más que por el tema de los institutos. Y, encima, Hellcats pasa en la universidad. Y, vaya, quizá me equivoco (dios no lo permita), pero dudo que una serie de animadoras de la CW llegue al punto gafapastoide de Election. Y no olvidemos que está producida por Tom Welling, claro.

El tema es que en un afán de promocionar la serie como dios manda, y no sólo con este póster horrendo, la CW quiso romper un Record Guiness este pasado fin de semana. No lo consiguió. Su idea era reunir equipo de animadoras de todo Estados Unidos para participar en una coreografía de 5 minutos en Frisco, Texas, para batir el record de «mayor grupo de cheerleaders bailando a la vez». Y a pesar de que daban 4000 dólares al equipo que trajese más animadoras, no se presentó ni el tato. Lo triste es que el record a superar era tan sólo de 297 participantes.

He visto el trailer y es todo lo que podríais esperar. Probablemente un truño al que me engancharé en el minuto dos.

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